Aquí tienes una autopurificación sencilla que puedes hacer antes de emprender algo importante. Sirve también ara relajarte mitad de cualquier cosa si notas que estás empezando a alterarte o si algo te asusta o te provoca angustia. Es asimismo una forma muy agradable de empezar o terminar el día. Resulta especialmente útil cuando quieres centrarte en algo y tu mente divaga o no se concentra en la tarea que estás intentando realizar.
La vel que vas a usar puede ser una que enciendas regularmente en la cocina mientras trabajas u otra cosa que reserves para este fin concreto o para purificaciones en general. No hace falta que se queme totalmente.
🔮 Vas a necesitar:
- Una vela pequeña ( del color que elijas; el blanco siempre va bien).
- Cerillas o encendedor.
- Un cuenquito o platito con sal.
1. Enciende la vela y colócala sobre la mesa.
2. Pon también el cuenco de sal en la mesa y siéntate. Dedica unos minutos a calmarte, a sentirte bien presente y a ser consciente de tus actos.
3. Haz unas cuantas respiraciones limpiadoras y levanta las manos. Introduce los dedos en el cuenco con sal.
4. Cierra los ojos y respira hondo. Al exhalar, visualiza que toda la energía negativa o la emoción no deseada fluye por tus brazos y sale por tus dedos para ser absorbida por la sal.
5. Continúa haciéndolo todo el tiempo que necesites para limpiarte de la energía o la emoción no deseada.
6. Cuando hayas concluido, retira los dedos de la sal y abre los ojos. Centra tu atención en la vela que está ardiendo sobre la mesa. Inspira y, al hacerlo, visualiza que el calor y el brillo de la llama son atraidos hacia tu cuerpo y lo llenan de luz y de belleza.
7. Continúa haciéndolo hasta que te sientas renovada, centrada y tranquila. Apaga la vela. Disuelve la sal en agua y viértela por el desagüe del fregadero.
🧙🏻♀️ Del libro La bruja en casa, Arin Murphy Hiscock
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te ha gustado?