Inspirado en leyendas celtas, el caldero simboliza la Diosa y el vientre, fuente vida. Es uno de los símbolos más ancestrales de una bruja, pues representa su conexión inherente con la Femineidad Divina y el poder de esta sobre cualquier manifestación física y energética.
Con el caldero, la bruja es capaz de preparar estofados, pociones y otras deliciosas recetas llenas de vida; gracias a el podrá adivinar el futuro, quemar hierbas sagradas y crear y lanzar hechizos.
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