El cuerpo de las velas es el instrumento fundamental y mas eficaz para canalizar las energías cromáticas y las vibraciones positivas de los colores, cuyas propiedades especificas se expusieron en la entrada anterior. Por tanto ha de ser la vela (o las velas) la que imponga el color que deseamos que sea dominante en cada hechizo, dejando a los otros elementos el cromatismo complementario o equilibrador.
Es importante que cada vela este teñida uniformemente de un solo color y en una misma tonalidad, sin rayas, anillos o difuminaciones de tonos que alteren su cromatismo básico. tampoco es recomendable que la superficie este "decorada" con relieves, hilos de plata u otros adornos, que solo sirven para interferir en su energía. Si se utilizan tres mas velas, lo mas apropiado es que sean de idéntico color o de colores muy afines, siempre del mismo orden de temperaturas (cálidos o fríos).
Conviene disponer por lo menos de velas de los colores primarios: rojo, amarillo y azul, junto con las imprescindibles velas blancas y las de un verde vegetal, ni muy oscuro ni muy claro. Como ya se ha explicado, el blanco y el verde son polivalentes y pueden sustituir, reforzar y equilibrar cualquier otro color. Si por ejemplo no disponemos de una vela violeta, se puede reemplazar por una blanca o verde hoja, disponiendo a su alrededor, cerca de la base, un trozo de tela violeta o, mejor aun, un circulo de flores de ese color.
El cromatismo de las velas debe utilizarse con prudencia y en forma progresiva, probando hasta conocer la respuesta de cada color a las vibraciones de la ejecutante. Mi consejo es que se realicen los primeros hechizos con una vela blanca, experimentando con los colores en los elementos complementarios, y poco a poco probar con velas de aquellos que nos hayan resultado mas eficaces.
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