ESCOGER NUESTRAS GEMAS

Existe la creencia de que es justamente la gema la que nos escoge a nosotros. Cuando observemos las gemas sabremos, dejandonos llevar por nuestra intuición, cual es la que necesitamos en esos momentos, gracias a que sentimos como una tonalidad determinada o un tipo de gema nos llama la atención, y tendremos la clara sensacion de cual es la gema que nos conviene. A su vez cada gema tiene su propia personalidad, lo que percibimos al contemplar un grupo de gemas del mismo tipo y sentir que una de ellas nos atrae mas. También existen otras opciones que nos permiten escoger la gema que mas nos conviene en un determinado momento.

EL PÉNDULO: Es un método de canalizar nuestro inconsciente y contactar con nuestra sabiduría interior. Si no tenemos un péndulo, podemos utilizar una cadena con un colgante pequeño; este cumplira perfectamente su función. en primer lugar nos concentraremos y pedimos al péndulo que nos muestre el movimiento que hace para reflejar el si y el no. Una vez tengamos claro el movimiento de ambas posibilidades, iniciaremos el estudio de las gemas. Para ello colocamos la gema sobre una superficie, a ser posible de madera, e iremos testando una a una las gemas, situando el péndulo sobre cada una de ellas. Al observar el movimiento del péndulo obtendremos una contestación afirmativa o negativa. en caso de que salga en mas de una gema afirmativa, escogeremos aquella sobre la cual el péndulo haya tenido un movimiento mas intenso en su afirmacion.

OJOS CERRADOS: Este método permite que no nos sentamos influenciados por los colores o las formas que nos gusten. En ocasiones nos puede convenir utilizar una gema cuya tonalidad no nos atraiga en especial, y que, sin embargo, en esos momentos nos sea necesaria. Para ello colocaremos varias gemas en un recipiente y con los ojos cerrados nos concentraremos y las tocaremos hasta que en nuestro interior alguna de ellas nos haga escogerla. Del mismo modo que llegan a nuestra vida, las gemas se van. Podremos observar que en ocasiones se pierden, o se rompen, o sencillamente sentimos la necesidad de regalárselas a alguna otra persona.